Descripción de la asociación



La Asociación IMPULSO CIUDADANO se suma, como movimiento cívico, al servicio para la vigilancia de los derechos de los ciudadanos, la racionalización de las administraciones públicas y la regeneración de la vida política.

"La Cataluña virtual es omnipresente. La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar la Cataluña real".


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miércoles, 28 de octubre de 2009

1919 CAMBÓ-CATALUÑA; 2009 MONTILLA-ESPAÑA

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Hace más de 90 años Cataluña, representada por Cambó, puso en un brete la unidad de España a causa del primer Estatuto de Autonomía, discutido desde el año1919, que incluso hizo dimitir a un presidente del gobierno español, el Sr. Maura, por oponerse a la concesión de la autonomía de Cataluña.

Allí por el año 1919, Cambó trataba en sus discursos (acuérdense de que en esa época no había TV) de convencer a la ciudadanía catalana y a los obreros que confiaran más en los políticos de Barcelona que en los de Madrid, pero los ciudadanos catalanes de la época no veían diferencia entre Maura y Cambó.

La primera guerra mundial dio a la burguesía, especialmente a la catalana, la oportunidad de enriquecerse. La clase obrera crecía en combatividad y no aceptaba el republicanismo de la clase media y el catalanismo (movimiento autonomista catalán). Por ello, se decantaron por el anarco sindicalismo, que contó con las figuras de los abogados Francesc Layret y Lluís Companys.

Queda clarísimo que la época de Cambo y la de Montilla son diferentes. En la época de Cambó los sindicatos no se dejaban engañar por la clase burguesa catalana, que se hizo rica con la primera guerra mundial, y los obreros le dieron la espalda a Cambó, al catalanismo y a la autonomía. La clase obrera catalana, revolucionaria y no alienada, luchaba por sus condiciones laborales. Hoy, en la Cataluña de Montilla, los sindicatos no existen, los obreros y ciudadanos casi no están representados, ni nadie lucha por sus derechos. El pueblo está alienado y es dócil, aunque le importe un bledo el Estatuto, el autogobierno y la autodeterminación (no hay más que ver la participación en el referéndum de aprobación del estatuto). La ciudadanía está callada y muda a la fuerza, no le dejan expresarse estos políticos de todo pelaje que tienen a nuestros hijos en sus escuelas, (esto me recuerda a la época de un gran dictador alemán), y se dedican a prohibirlo casi todo, sin oposición visible de los ciudadanos. Ni siquiera los sindicatos se atreven a hablar mal del tripartito, ni nunca dicen no. Esto en la época de Cambó no era así, los sindicatos defendían a la clase trabajadora.

Pero qué pasó con el movimiento obrero en Cataluña que no era partidario de la autonomía. El año 1920 pudo ser decisivo. El sindicalismo catalán se había fortalecido y los sindicatos únicos (de industria) creados por iniciativa de Seguí en 1918, eran un instrumento eficaz. La crisis económica que siguió a la guerra era fuerte y la burguesía quería que los obreros pagaran los platos rotos. Era de prever una ofensiva patronal. Los dirigentes de la CNT abandonando su aspiración irrealizable de absorber a la UGT, decidieron buscar la unidad de acción entre las dos centrales sindicales. Se firmó, en agosto, un pacto CNT-UGT; pero el pacto no pudo evitar que la burguesía catalana consiguiera del gobierno de Madrid una política de represión contra la CNT. Los patronos organizaron sindicatos "libres" y bandas de pistoleros, la policía aplicaba la ley de fugas y la ciudad de Barcelona fue escenario de docenas de atentados contra dirigentes sindicales y contra patronos y policías. El diputado Layret, abogado de la CNT, fue asesinado por los pistoleros de la patronal. La cárcel Modelo de Barcelona, el castillo de Montjuic y el castillo de La Mola (Menorca) se llenaron de detenidos sindicalistas.

El rey convocó a Cambó y le dijo: es preciso que vaya usted a Barcelona enseguida para provocar un movimiento que distraiga a las masas de cualquier propósito revolucionario. Y Cambó aceptó.

Se puso a la cabeza de un movimiento pro autonomía, con desbordamientos separatistas y consignas antiespañolas. Menudearon los incidentes y provocaciones de extremistas a los militares. Cambó pidió una autonomía moderada, pero crecían las dudas sobre sus desviaciones prácticas. La desconfianza entre los nacionalistas y los partidos dinásticos crecía cada día. La Lliga era ahora un partido perturbador más, por lo que se afianzó en Madrid un bloque anti autonomista que indignó a los nacionalistas catalanes. Cambó afirmó en esta ocasión: haremos, señores, todo lo posible para que venga la autonomía dentro de la más absoluta normalidad, pero estamos decididos a obtener esa autonomía de todas formas. Los partidos que soportan al Régimen y a la Monarquía han sido desfavorables a las aspiraciones de Catalunya. Lucharemos contra los gobiernos y partidos de la monarquía hasta destruirlos. ¿Monarquía? ¿República? ¡Catalunya! No detendremos nuestro paso hacia la autonomía porque pueda caer la monarquía.

Cambó retiró la representación catalanista en las Cortes, con el apoyo de republicanos y socialistas agrupados de nuevo con él. Simultáneamente, acordó con Romanones suspender las Cortes y formar una comisión extraparlamentaria que presentase un proyecto de autonomía. Pero al conocerse la comisión socialistas y republicanos, y en especial Melquíades Álvarez, trataron de boicotearla, pues apoyaban los nacionalismos sólo como factor de desestabilización. También renunciaron los comisionados datistas, y los siguió la Lliga, por temor a las críticas de las izquierdas nacionalistas. Cuando se hizo pública esta resolución, el gentío congregado en la plaza de San Jaime, de Barcelona, prorrumpió en aplausos, pero la comisión siguió adelante, sin apenas representación.

Para encauzar las pasiones nacionalistas Cambó propuso que la mancomunidad y los parlamentarios catalanes elaborasen un estatuto de autonomía, para plebiscitarlo y llevarlo a las Cortes bajo el principio de autodeterminación. Funcionaron por tanto dos comisiones paralelas, la extraparlamentaria de Madrid y la de la mancomunidad catalana. La primera estuvo muy influida por Alcalá-Zamora, partidario de reducir al máximo la ponencia autonómica presentada por Maura, que recogía por primera vez la palabra Generalidad como nombre para el gobierno autónomo catalán. Las dos comisiones concluyeron sus trabajos en enero de 1919, con diferencia de días.

El proyecto de Madrid ampliaba la ley de Canalejas a favor de la mancomunidad, pero lo rechazaban muchos nacionalistas y políticos de izquierdas.

Los ayuntamientos catalanes defendían el estatuto de la mancomunidad, los antisistema explotaban la ocasión, y los nacionalistas vascos pensaban en su propio estatuto a remolque del catalán. Cambó preparó meticulosamente los actos de desobediencia civil pasiva que irían realizando los Ayuntamientos, y que se encaminaban a crear al Gobierno una situación difícil de dominar, y que no ofreciera blanco a la represión. Entonces estalló la huelga de la Canadiense.

En estas circunstancias, algunos se declaraban contrarios a la independencia, y a favor del modelo Cambó. Las naciones periféricas, en especial Cataluña y Vasconia, serían los elementos realmente vitales de España. España no sería una nación, sino sólo un Estado, con Cataluña, Vasconia, Galicia, Castilla y quizá alguna nación confederada más.

Declarar la inexistencia nacional de España, entonces como ahora, contrariaba la convicción de millones de personas, incluyendo a muchos catalanes, vascos y gallegos, probablemente la gran mayoría. Y, ¿qué fortalecimiento podría esperar un Estado sin base nacional, unido por la supuesta convivencia de, al menos, cuatro naciones distintas? No se reconocían, ni siquiera, lazos económicos, imperando en los nacionalistas una opinión pésima sobre la unidad española.

Y como en los propios movimientos nacionalistas había corrientes secesionistas, los autonomistas vascos y catalanes decían una cosa en Madrid, y otra en Bilbao o Barcelona. En Madrid se sospechaba pues que la autonomía preludiaba secesión, e incluso en Bilbao y Barcelona se temía que condujera a una identificación indirecta con la detestada España.

Ya sabemos que existía además cierto grado de terrorismo, casi normal en Barcelona, pero en junio de 1918, en el Congreso de Sans, la CNT optó por la acción directa con inclusión de atentados, como medio privilegiado de lucha. En consecuencia se incrementó el terrorismo y la agitación de masas y, a principios de febrero de 1919, comenzó la huelga de La Canadiense, nombre popular de la empresa suministradora de electricidad en Cataluña, de capital anglocanadiense.

Para los amigos asturianos, he sacado esta perla del archivo municipal de Mieres. Data del año 1919:
“El proceso, de iniciativa fundamentalmente catalana, tuvo sin embargo su trasunto en Asturias, donde a iniciativa del Ayuntamiento de Gijón se celebró una asamblea de municipios que sentaron las bases para una posible autonomía asturiana. Los trabajos fueron coincidentes temporalmente con la discusión en las Cortes del proyecto -finalmente rechazado- de autonomía para Cataluña.

Los documentos conservados, al respecto, en el Archivo Municipal de Mieres, que engloban las respuestas de algunos municipios, ponen de manifiesto las diferentes posturas existentes respecto al papel que debieran desempeñar municipios y provincias o la naturaleza y límites de las autonomías municipal y regional.”
Montilla, el CAMBÓ del año 2009, podrá derribar al presidente del gobierno español presionado por sus socios de gobierno, los independentistas y los comunistas.

Que tenga cuidado Montilla. Le recuerdo, porque a lo mejor no lo sabe, que en Madrid en el año 1919 en el Círculo Mercantil se organizó una manifestación contra la autonomía catalana de más de 100.000 personas. Piénsenlo esos que se quieren echar al monte si la sentencia del Constitucional no le gusta. Ya saben que hoy en día la democracia no se practica en las calles, sino respetando a los ciudadanos y al estado de derecho que muchos usan no respetar y quieren destruir, no se quieren enterar de lo que es la división de poderes. Por ejemplo, ayer el Juez del caso Millet, no pudo dictar su prisión porque no puede ir contra las leyes.

Montilla será el segundo Cambó y forzará la dimisión del presidente Zapatero por no cumplir su palabra, cuando, después de la sentencia del Constitucional, no se apruebe finalmente el estatuto que salió del Parlamento de Cataluña. Esa frase “aprobaré el estatuto que salga del parlamento de Cataluña”, creo que no es la primera vez que lo escribo, fue fruto de la improvisación y de la inconsciencia y cambiará la historia de ESPAÑA,………………………. QUE PAIS.


Escrito por Antonio Pavón Ortiz
jueves, 22 de octubre de 2009
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domingo, 25 de octubre de 2009

AMORES EN ARCADIA

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¿Para qué contarlo todo minuciosamente?: nada vi que no fuera digno de elogio, […] y desnuda la estreché contra mi cuerpo ¿quién no adivina lo demás.
Ovidio. Amores I 5, 23-25

En sus 'Amores', el poeta de Sulmona nos relata en bellos dísticos elegíacos su arrebato por Corina; amor físico, carnal, no exento de sufrimiento y tristeza, a veces, cínico y posesivo, otras, sumiso y suplicante, siempre, pasional.

Amores hay muchos y variados, si el descrito por Nasón es el más socorrido y cantado, no le va mucho a la zaga -en cuanto a seguidores se refiere- el amor al dinero, a la pela, como se suele decir por estos pagos. Nada que decir sobre este tipo de querencia, allá cada uno con su petate de moral a cuestas, sin embargo, me subleva -me encorajina, diría mi amigo Felipe el gaditano- la afición a la pela pública que, como “no es de nadie”, es del primero que se la encuentre. Hemos visto hasta la saciedad la actuación de esta legión de amantes, por citar solamente los últimos affairs, recordemos: el caso El Ejido, el Gürtel, el Mercasevilla, el Malaya, el MATSA, (detengámonos ya, para no cansar…) todos ellos muy en consonancia con el carácter español por antonomasia, pícaro, pillo y golfo, muy al gusto –todo hay que decirlo- del paisanaje nacional.

El caso Palau es uno de tantos (lamentablemente Cataluña no difiere en eso del resto de España) así que no debería sorprendernos que también aquí existan corruptelas. Sin embargo, el gran sobresalto se lo ha llevado el catalanismo en pleno que ha reaccionado con estupor al percatarse de que un blasonado con la Cruz de San Jordi haya podido deshonrar, durante todo ese tiempo, tan magno movimiento.

Constatar fehacientemente que, donde todos creían que el amor a la patria campeaba altanero, lo que discurría, ¡sin trabas!, era el amor a la pela estancado en humoroso Averno, igualando, vergonzosamente, el vil metal con la mística de la nación, ha levantado dolorosas ampollas en el círculo nacionalista, humillado por tan cobarde acción. La exigencia de que el señor Millet devuelva (no parece estar por la labor) tan elevada insignia, es tan sólo el deseo de sobrellevar el resquemor que se sufre cuando el baldón, desarrollado dentro de la endogámica comunidad, mancha a escote a todos los miembros de la Arcadia.

Recientemente se ha sabido de las irregularidades en las subvenciones a Omnium Cultural por parte de CiU y del Tripartito, hay tantas plataformas y asociaciones -¡tanta gente!- en Cataluña que viven del amor a la patria-pela, que… ¿quién no adivina lo demás?

22/10/2009 A. Sánchez Ponce
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IDEAS

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Una persona no es nadie sin sus ideas y, aún más, sin sus creencias. Aunque todo conforma lo que somos: nuestra opinión, nuestra manera de vivir, la manera de expresar nuestro inconformismo o de trabajar para lograr lo que creemos justo; me atrevo a decir que lo que verdaderamente nos mueve, lo que nos lleva a cohesionar la teoría que tenemos en nuestra cabeza con la práctica aplicada a nuestra vida, son las creencias de cada uno, aquello que Ortega y Gasset en “Ideas y Creencias” definió como “el modo de intervenir algo en nuestra vida sin que lo pensemos”. Aunque pudieran ser creencias de tipo religioso, no tienen por qué serlo, uno puede creer en un determinado conjunto de valores, en verdades científicas, etc... siempre válidos mientras que no lesionen los derechos de los que tenemos al lado, de nuestros prójimos.

A lo largo de nuestra vida y, atendiendo a nuestras ideas, ponemos y quitamos muchos reyes, ídolos de barro que se caen con estruendo, confianzas que acaban perdiéndose, proyectos que nos entusiasman y apoyamos con todo nuestro esfuerzo, que salen adelante o se van a pique, desesperanzas que aparecen a traición o esperanzas que son infatigables y, contra viento y marea, siguen caminando a nuestro lado.

En Política, las ideas cambian, evolucionan, crecen; las ideas no son compartimentos estancos porque rigen comportamientos humanos, mudables a merced de los acontecimientos. Esas ideas y el derecho a expresarlas, son nuestro patrimonio mientras las tengamos y nadie debe arrebatárnoslas.

Comenzaba diciendo que una persona sin ideas ni creencias no es nadie, pero enfatizando aún más, diría que sin poder expresar sus ideas o desarrollar y vivir sus creencias, no es nada. Si, además, a esa persona le pisotean sus derechos, le castran culturalmente obligándole a hablar una determinada lengua, sin darle opción a elegir para sus hijos, para su medio de vida, para su entorno, aquella que desee, y le sancionan si no sigue las normas, por otra parte inconstitucionales; esa persona necesita el apoyo de quienes no toleran ese tipo de atropellos, necesita canalizar esa impotencia que puede experimentar con el hecho de que quienes coarten sus libertades sean precisamente los poderes públicos.

En estos tiempos de crisis, en los que los políticos sufren un continuo desgaste y a los que ya no les vemos como representantes de la voluntad popular mayoritaria, se hace necesaria una regeneración política, nuevas caras, nuevos aires, un abrir de par en par las ventanas y dejar que entren personas con nuevos proyectos y soluciones que seguramente no serán la panacea eterna para nuestros problemas, pero si entusiasman y tienden a mejorar nuestra convivencia, ya habrán ganado muchos tantos a su favor.

También se hace necesaria y de manera urgente la reacción del ciudadano, una revolución cívica que de manera pacífica y constante se traduzca en un cambio de actitudes. La actitud beligerante, sin más, es absurda y únicamente puede traer aparejada la intolerancia con los derechos de los otros, la pérdida de la razón que nos asista y conducirnos a la crispación. Sin embargo, una actitud firme y reivindicativa de nuestros derechos que, además, estén avalados por la Constitución que nos dimos en 1978, pueden ejercer una presión mediática y efectiva que dará y nos dará un definitivo Impulso a los ciudadanos.

Quizás esto suene a ciencia ficción o a una idea del mundo tan “flower power” que despierta dudas razonables sobre su desarrollo, pero lo más inverosímil de todo esto es que creo firmemente en que se puede llegar a conseguir.


Rosa María Rodríguez
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viernes, 23 de octubre de 2009

ERC O LA POLÍTICA COMO ESTÉTICA

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La crónica de los últimos días nos devuelve a ERC en gloriosa plenitud, convertidos en los auténticos estetas de la política catalana. La semana de celebraciones que empezó con un remake personal de la noche de Walpurgis, concluyó el pasado domingo con la ascensión en cuerpo y alma del ungido a los montes santuario de Nuria y el Puigmal. Sostenía Walter Benjamin que el Fascismo significaba la introducción de la estética en la vida política. Con estos actos públicos ERC entronca, pues, con una de esas tradiciones de antiguo tan de su agrado, de manera que sólo a través de un análisis estético podemos llegar a tener una intuición del significado de sus actos públicos.

Empecemos por el principio. La marcha nocturna de antorchas en recuerdo del Presidente Companys. Por si sola, la asociación de fuego y noche nos permite un viaje a través de la historia universal de la infamia: aquelarres, autos de fe, los desfiles de antorchas en el congreso del Partido Nazi en Núremberg en 1934. La muerte como escenografía imponente, atemorizante, de fondo, y el fuego que limpia, que ilumina, que profetiza el alba de un nuevo amanecer, de un nuevo orden. Mala poesía para un conjunto de malos actores. Me quedo con la parodia, siempre mucho más próxima al núcleo de verdad de las cosas. Me quedo con la primera asociación de ideas que me vino a la cabeza cuando me topé con las imágenes de Puigcercós, Laporta y Portabella desfilando silentes, circunspectos, sus rostros iluminados con el reflejo ámbar de las llamas. Me quedo con la imagen del Ku kux klan, los grotescos penitentes, y como, por un momento, imaginé que al llegar al final de su paseo no les esperaría un púlpito desde el que lanzar sus soflamas extáticas, sino una gran estelada incandescente alrededor de la que se dispondrían de manera ordenada, obediente, un poco ridícula, como preguntándose ¿y ahora qué?

El instante epifánico no llegaría hasta el fin de semana siguiente con el acto de proclamación de Puigcercós como candidato a la Generalitat en el santuario de Nuria y su secuela en forma de ascenso al Puigmal. Algunos lo podrían interpretar como una prueba de la existencia de Dios, pero lo cierto es que el tiempo ayudó a subrayar el aspecto ceremonial, ritual, del acto. Joan Puigcercós, los brazos extendidos, el santuario de Nuria como telón de fondo, reforzando, debido al frío, el abrigo de su escasa americana con un chaleco cortaviento que le proporcionaba la tirilla curial de rigor, nunca tuvo mayor aspecto de párroco rural. El elegido, tendiendo sus brazos, se ofrecía en sacrificio a su pueblo: ““¡Padre, si quieres, aparta de mi este cáliz! Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya” Entonces, se le apareció un ángel que le confortaba.”

Grande como es la tentación de seguir el hilo de la pasión, muerte y resurrección de Cristo como referente de nuestro análisis iconográfico de la escenografía republicana, la auténtica madre del cordero (pascual, en este caso) la encontramos en la épica del Éxodo y el mito de Moisés liderando al Pueblo Elegido hacia la Tierra Prometida, en concreto en el episodio del Monte Sinaí y la alianza entre Yahvé y el pueblo de Israel. A los tres meses de salir de Egipto, Moisés y los hijos de Israel fijaron sus tiendas a los pies del monte Sinaí, tras lo cual Moisés subió a lo alto para hablar con Dios a solas. Éste le expuso las condiciones del pacto: “Si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Moisés, todo hay que decirlo, no tan cargo electo como Puigcercós, aceptó y Dios le transmitió la sabiduría contenida en las tablas de la Ley. Del mismo modo, con una ingenuidad y un infantilismo dignos de mejor empeño, Joan Puigcercós, acompañado de otros reconocidos escaladores de acantilados como Joan Puig, ascendió hasta la cumbre mítica del Puigmal, una vez ungido por su pueblo a los pies del santuario. Allí, selló de forma simbólica su pacto con el destino y la nación catalana plantando una estelada en la cima (aquí notamos la interferencia de las narrativas heroicas de Edmund Hillary y la coronación del Everest y Neil Armstrong y la llegada del hombre a la Luna). Hasta aquí todo encaja. Incluso los tres meses previos en el desierto de Moisés y los israelitas parecen una alusión vaga al preámbulo del gobierno tripartito. Pero, quizás, no todo esté ya dicho. Hay una parte de la historia que debería preocupar al líder y candidato independentista.

Al descender del Monte Sinaí, Moisés descubrió que los israelitas se habían cansado de esperar, de dilaciones, de oír promesas que acababan en nada, y, en su ausencia, habían construido un becerro de oro al que adoraban desenfrenados, pensando que tanto Dios como su líder se habían olvidado de ellos y que estos dos viejos ídolos eran cosa del pasado y ya no podían ofrecerles nada. Quizás la réplica de Esquerra a este capítulo de la historia esté todavía por escribir o esté siendo escrita en estos momentos. Quizás pronto veamos a un Puigcercós atónito, desconcertado, ante el espectáculo de sus propias huestes danzando embriagadas alrededor del becerro de oro de Reagrupament y las promesas de Carretero, su sumo sacerdote, de liberación de la buena, de la de verdad.

Lo preocupante de los despliegues escenográficos, ramplones pero voluntariosos, de ERC no es la mayor o menor sensibilidad estética que demuestran, sino la predominancia en ellos de un tema literario, el del artist manqué, o personaje frustrado, que incapaz de convertir en acto sus propias ambiciones, de transformar en arte la realidad, acaba intentando transformar la realidad en arte. Don Quijote es un artist manqué. Madame Bovary es una artiste manquée. Los asesinos en serie son, desde un punto de vista narrativo, artistes manqués. Adolf Hitler era, definitivamente, un artist manqué. Lo cual, cerrando el círculo, nos lleva de vuelta a Walter Benjamin y el principio de este artículo. Concluía, Benjamin, el pensamiento con el que abría este escrito sosteniendo que todos los esfuerzos dirigidos a hacer de la política una estética culminan, inevitablemente, en una sola cosa: la guerra. Por supuesto, eran otros tiempos y el filósofo alemán no hacía sino presentir la catástrofe que se cernía sobre Europa y que se llevaría su propia vida por delante. Por supuesto, el significado de sus palabras iba dirigido a un análisis más profundo, no sólo del fenómeno del fascismo, sino de los modos de producción y la sociedad de masas. Pero a veces es imprescindible simplificar o agarrarse a la anécdota para llegar a la verdad de las cosas. Puigcercós y ERC deberían meditar cuando fomentan de forma irresponsable la fractura de la sociedad catalana y se auto engañan con ensueños en que todo es posible de manera indolora, sin fricciones, la conclusión espontánea de un proceso inevitable. ERC y el independentismo catalán juegan con fuego real, un fuego que quema más que el de las antorchas nocturnas, al intentar convertir sus fantasías en realidad a cualquier precio y a despecho de cualquier consecuencia, manipulando, con sus escenificaciones de cartón piedra, la opinión de una ciudadanía aletargada, pasiva, a merced de unos adolescentes irresponsables.

Carlos Silva

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jueves, 22 de octubre de 2009

LEY DE LENGUAS PARA ARAGÓN

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Recientemente se ha admitido a trámite en el parlamento aragonés el proyecto de Ley de Lenguas para Aragón. Como siempre que se avanza en materia lingüística, no hay forma de acceder a la información desde los mismos partidos que la han promovido y aprobado.

En respuesta a esa estrategia de hacer las cosas “de tapadillo”, hasta que son “de facto”, y por si el aragonés medio no es consciente aún de lo que se le viene encima con este proyecto de ley, voy a hacer un pequeño esquema de las consecuencias de esta medida:
Que una lengua sea cooficial en una administración, aunque sea en parte, significa que cualquiera puede dirigirse en ella con perfecto derecho en cualquiera de las instituciones y servicios públicos de la comunidad.

Eso quiere decir que, en unos años, todos los funcionarios que atiendan al público, deberán responder adecuadamente a alguien que lo haga en catalán o en aragonés. Aunque sea el ayuntamiento de Purroy. A la hora de optar a un empleo público, o de cara al público, se darán prebendas a aquellos que conozcan una o las dos lenguas. Jueces, policías, conductores de autobús, taxistas, médicos, comerciantes, deberán estar preparados para servir a un catalanoparlante. La Universidad, la Justicia, Sanidad, vialidad, todas las instituciones se verán afectadas. ¿Por qué un aragonés que mañana estudie en fabla no podrá habría de poder acceder a unos estudios universitarios en una de las lenguas propias de su Comunidad?

Al margen de la brutal prioridad que obtendrán, automáticamente, ciudadanos de CC.AA. vecinas sobre los propios aragoneses, sobre todo para optar a empleo público, la cantidad de recursos en forma de dinero que deberá proveerse para dar adecuadamente dichos servicios públicos (carteles, folletos informativos, circulares, boletines, etc) nos empobrecerá radicalmente como región, y nuestros caciques podrán justificar sus políticas antisociales con la coartada de la lengua propia.


No hay que caer en la trampa de debatir si es apropiado llamarlo catalán o chapurreau, o si Cheso, Batués y Ansotano desaparecerán como variantes en pos de un aragonés de academia. Aquellos que incidan en ello, en realidad, están de acuerdo con el modelo, pero no con la etiqueta.


Bajo la excusa de conseguir una cosa perfectamente legítima, y que es que los menores sean escolarizados en su lengua materna, se nos cuela de rondón una terrible imposición. Si ésa fuera la razón, los hijos de magrebíes y rumanos (bastante más que hablantes de fabla) estarían amparados por este proyecto de ley. Por supuesto, existe otra trampa bajo las denominaciones que se han dado a las lenguas. Los que mirábamos con extrañeza un proceso de comarcalización sin ningún sentido en una Comunidad tan despoblada como la nuestra, ahora vemos en los límites comarcales fronteras administrativas que en breve serán políticas. No se nos escapa que, si el aragonés es la lengua de Aragón, el catalán lo es de Cataluña.

Ya no cabe ninguna duda de que el proyecto socialista, soterrado, para España, es Confederal. Ya podemos entonar un réquiem por el PSA, bienvenido el PSC. Ya no podemos, en Aragón, seguir viendo con la condescendencia de un padre los mapas políticos de los Països Catalans. Son una terrible realidad.

Román Lobera
Miembro de la Asociación Lengua Común
y de Impulso Ciudadano
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domingo, 18 de octubre de 2009

NACIONALISMO Y DERECHOS HUMANOS

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Hace ya muchos años, en 1948, después de los terribles acontecimientos que habían fracturado a Europa y arrojado sobre el siglo los hechos de la vergüenza, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una Declaración que pretendía proteger al individuo de atropellos como los que se dieron en el pasado, sentando así frente a todos lo que parecía iba a ser la salvaguarda legal de los derechos del hombre.

Así se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Más de 60 años después, con eufemismos o sin ellos, esos derechos no se respetan por algunos de quienes están obligados a ello: los gobiernos que regulan y ordenan la convivencia social.

Un pequeño ejemplo de esto lo encontramos nada más echar una ojeada al art. 26 de dicha Declaración Universal en sus puntos 2 y 3. Dice así:

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.


De ello parece deducirse que el bien que se protege es el derecho a la educación del individuo, y que serán los padres quienes ostentarán el derecho preferente a escoger el tipo de educación de sus hijos. Y, qué duda cabe de que dentro del tipo de educación que pueda escogerse por unos padres es factor determinante de la elección la lengua en que se imparta dicha educación entre las distintas que puedan ser oficiales en el territorio.


La educación es pues un derecho del individuo, no del poder estatal, autonómico o administrativo que la imparta.

Aquí, en Cataluña, con la nueva Ley de Educación ocurre un fenómeno distinto: la educación se pone al servicio del poder que emana de las instituciones; es su instrumento para acometer una labor de construcción de un estado nacional a través de la lengua.

Porque ¿cómo puede alcanzarse el pleno desarrollo de la personalidad humana si a los nacionales de un estado el gobierno autonómico les imparte la educación en su ámbito territorial, obligatoriamente, en una lengua que no es la oficial de todo el Estado y que, en muchos casos, no se conoce por los educandos o se conoce deficientemente?


¿Y cómo puede alcanzarse ese pleno desarrollo de la personalidad humana si los padres son privados de ese derecho preferente a escoger la lengua al escoger el tipo de educación?. Y, más aun, ¿cómo puede alcanzarse dicho desarrollo si el citado derecho de los padres lo usurpa aquel ente público cuya única misión debería ser el de garantizarlo?

Esta obligatoriedad ¿no parece ser la conculcación de los derechos del ciudadano precisamente por quien está obligado a defenderlos?. ¿Dónde queda el derecho de los padres a escoger el tipo de educación si ni siquiera pueden escoger la lengua?

¿Qué es, pues, lo que se persigue con esta Ley de Educación que no sirve para sus fines, o sea, para garantizar el derecho del individuo a la educación?

Pues, a la vista está que lo que se persigue es aprovecharse del Derecho a la educación del individuo para construir el Estado nacional a que aspira el actual Gobierno de la Generalitat.

Visto está; 61 años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos los nuevos nacionalismos quiebran los derechos que tanto costó conseguir. El ser humano vaga otra vez huérfano por los caminos del mundo.


18/10/2009 - María José Peña
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miércoles, 14 de octubre de 2009

ESA SUTIL ESPADA

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La enésima presión sobre el Tribunal constitucional, referida al Estatuto de Cataluña, la ha realizado en TV3 la vicepresidenta De la Vega “el Estatut es constitucional y está funcionando”. Dejando al margen la inconveniencia de estas aseveraciones cuando parece que las deliberaciones de los magistrados están en su recta final, podemos preguntarnos: ¿Qué argumentación es esa que dice ‘el Estatuto funciona’? Algo más se debería esperar de los razonamientos de toda una vicepresidenta; que algo funcione no garantiza que sea del mejor modo posible, también el franquismo funcionaba, sin embargo dejaba mucho que desear, como mínimo desde el punto de vista democrático.

Otro tanto puede decirse sobre el Estatuto, está en vigor, sí, y funcionando, también, pero señora De la Vega, la merma de derechos sufridos por una parte de la población dejan al descubierto las vergüenzas del Estatuto de Miravet -aprobado sin el reclamo de la sociedad catalana y con una aceptación mucho menor que el de Sau, al que viene a sustituir- y las de todos aquellos que, pensando más en su posición particular que en la que dejan a una parte de los ciudadanos, dieron, primero alas y luego aprobación, a los desmanes del nacionalismo y del catalanismo de izquierdas, si es que este último eufemismo fuera posible.

Si entendible es que los comunitaristas actúen con el cerebro apagado y el corazón encendido, sorprende que la izquierda española haga realidad, al menos, la primera parte de esa certeza al fomentar de forma pasmosa el ‘increíble estado menguante’ con la vana esperanza de que las sempiternas reivindicaciones nacionalistas vean su fin. Vana esperanza, digo, a tenor de lo sucedido desde que ERC facilitó el primer tripartito, a saber, apertura del PSC al nacionalismo, coqueteo de CiU con el soberanismo, radicalización de ICV, consultas soberanistas apoyadas por municipios afines a los separatistas y aparición de partidos que promulgan la independencia unilateralmente.
Si entendible es que los partidos catalanes y toda la satélite maraña presionen mezquina e ilegalmente al Tribunal -habituados como están a esas lides- para que acepte este Estatuto sectario y discriminador, no se comprende que el Gobierno, a través de algunos ministros, y el PSOE con significativos dirigentes a la cabeza, marrullera y subrepticiamente hagan lo propio con ese denostado tribunal.

La frase de Cristóbal de Moura a Felipe II, “grande esperanza tengo que, teniendo las espadas a punto, no haya menester de meter mano a ninguna de ellas” no deja lugar a dudas de la presión y amenaza ejercida a los portugueses por las tropas del tercer Duque de Alba, y así ellos lo entendieron; tampoco las deja la sutil espada de la vicepresidenta: “el Estatut es constitucional y está funcionando”. ¿Será eso mismo lo que le dijo, en la tribuna, a Emilia Casas el día de la Hispanidad de 2007?

13/10/2009 Angel Sánchez Ponce
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domingo, 11 de octubre de 2009

REPASO AL NACIONALISMO VIRTUAL

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El nacionalismo catalán ha encontrado como piedra angular la lengua; la lengua que es menos excluyente que, por ejemplo, el RH que alguien quisiera usar como elemento autentificador en otro nacionalismo periférico. Menos excluyente, decía, y que, por lo tanto, puede acoger en su seno a personas que por la vía genética no podrían abrazar esa seudoreligión ,que es lo que es en definitiva, pues no obliga más que a una ciega y fiel creencia, para poder formar parte de su cuerpo integral.

La lengua... ¿La lengua?... pero, ¿qué lengua, esa que para hacer cuadrar sus interese denominan “propia”, a pesar de saberse con toda seguridad que su establecimiento en estas tierras fue producto de una imposición de los soldados romanos? ¿Por qué si tan celosos son de la recuperación de una lengua que se pueda considerar como propia de Cataluña, no se van a Roma a pedirles cuentas y dejan tranquilos –y con sus derechos- a niños, comerciantes y todo el que no sale en la foto?


En la presentación de IMPULSO CIUDADANO, pudimos oír cómo se hablaba de la existencia de una Cataluña virtual, capaz de eclipsar a la real; algo que ocurre tanto en los asuntos relacionados con la lengua como en la elección de sus héroes nacionales: es bien sabido que tanto Villaroel como Casanova se consideraban a sí mismos, y así nos lo han hecho llegar, unos catalanes españoles que luchaban por España, pero es inútil, ante tal evidencia, los nacionalistas recubren a estos catalanes del siglo XVIII con una pátina de virtualidad, y asunto resuelto: como unas Ray Ban para el sol. Pero lo curioso es que un sector de la gente traga... ¡lo que hace una treintena de años de lavado de cerebros!

Aunque, ya que hablo del efecto de los lavados de cerebros, también habría que resaltar la poca incidencia que tuvo un lavado de más de 30 años, a la hora de votar un Estatuto tan apetecible para la clase política catalana; porque, para la inmensa mayoría de los ciudadanos, ni fu ni fa, a juzgar por la participación y resultados de la encuesta. Pero da lo mismo, se mete en el saco de lo virtual y hasta son capaces de presumir de los resultados.

Otra de las realidades virtuales que están aceptadas por los nacionalistas, es la concepción de su nación como algo anterior a todos los tiempos, como algo natural: pues bien, es evidente que después de un sinfín de viajes al espacio exterior, tripulados o no, nadie ha podido ver, ni en las fotos, la existencia de unas fronteras que delimiten las naciones, ni aún en el caso de Cataluña.

Juan Alonso

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