Descripción de la asociación



La Asociación IMPULSO CIUDADANO se suma, como movimiento cívico, al servicio para la vigilancia de los derechos de los ciudadanos, la racionalización de las administraciones públicas y la regeneración de la vida política.

"La Cataluña virtual es omnipresente. La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar la Cataluña real".


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miércoles, 28 de octubre de 2009

1919 CAMBÓ-CATALUÑA; 2009 MONTILLA-ESPAÑA

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Hace más de 90 años Cataluña, representada por Cambó, puso en un brete la unidad de España a causa del primer Estatuto de Autonomía, discutido desde el año1919, que incluso hizo dimitir a un presidente del gobierno español, el Sr. Maura, por oponerse a la concesión de la autonomía de Cataluña.

Allí por el año 1919, Cambó trataba en sus discursos (acuérdense de que en esa época no había TV) de convencer a la ciudadanía catalana y a los obreros que confiaran más en los políticos de Barcelona que en los de Madrid, pero los ciudadanos catalanes de la época no veían diferencia entre Maura y Cambó.

La primera guerra mundial dio a la burguesía, especialmente a la catalana, la oportunidad de enriquecerse. La clase obrera crecía en combatividad y no aceptaba el republicanismo de la clase media y el catalanismo (movimiento autonomista catalán). Por ello, se decantaron por el anarco sindicalismo, que contó con las figuras de los abogados Francesc Layret y Lluís Companys.

Queda clarísimo que la época de Cambo y la de Montilla son diferentes. En la época de Cambó los sindicatos no se dejaban engañar por la clase burguesa catalana, que se hizo rica con la primera guerra mundial, y los obreros le dieron la espalda a Cambó, al catalanismo y a la autonomía. La clase obrera catalana, revolucionaria y no alienada, luchaba por sus condiciones laborales. Hoy, en la Cataluña de Montilla, los sindicatos no existen, los obreros y ciudadanos casi no están representados, ni nadie lucha por sus derechos. El pueblo está alienado y es dócil, aunque le importe un bledo el Estatuto, el autogobierno y la autodeterminación (no hay más que ver la participación en el referéndum de aprobación del estatuto). La ciudadanía está callada y muda a la fuerza, no le dejan expresarse estos políticos de todo pelaje que tienen a nuestros hijos en sus escuelas, (esto me recuerda a la época de un gran dictador alemán), y se dedican a prohibirlo casi todo, sin oposición visible de los ciudadanos. Ni siquiera los sindicatos se atreven a hablar mal del tripartito, ni nunca dicen no. Esto en la época de Cambó no era así, los sindicatos defendían a la clase trabajadora.

Pero qué pasó con el movimiento obrero en Cataluña que no era partidario de la autonomía. El año 1920 pudo ser decisivo. El sindicalismo catalán se había fortalecido y los sindicatos únicos (de industria) creados por iniciativa de Seguí en 1918, eran un instrumento eficaz. La crisis económica que siguió a la guerra era fuerte y la burguesía quería que los obreros pagaran los platos rotos. Era de prever una ofensiva patronal. Los dirigentes de la CNT abandonando su aspiración irrealizable de absorber a la UGT, decidieron buscar la unidad de acción entre las dos centrales sindicales. Se firmó, en agosto, un pacto CNT-UGT; pero el pacto no pudo evitar que la burguesía catalana consiguiera del gobierno de Madrid una política de represión contra la CNT. Los patronos organizaron sindicatos "libres" y bandas de pistoleros, la policía aplicaba la ley de fugas y la ciudad de Barcelona fue escenario de docenas de atentados contra dirigentes sindicales y contra patronos y policías. El diputado Layret, abogado de la CNT, fue asesinado por los pistoleros de la patronal. La cárcel Modelo de Barcelona, el castillo de Montjuic y el castillo de La Mola (Menorca) se llenaron de detenidos sindicalistas.

El rey convocó a Cambó y le dijo: es preciso que vaya usted a Barcelona enseguida para provocar un movimiento que distraiga a las masas de cualquier propósito revolucionario. Y Cambó aceptó.

Se puso a la cabeza de un movimiento pro autonomía, con desbordamientos separatistas y consignas antiespañolas. Menudearon los incidentes y provocaciones de extremistas a los militares. Cambó pidió una autonomía moderada, pero crecían las dudas sobre sus desviaciones prácticas. La desconfianza entre los nacionalistas y los partidos dinásticos crecía cada día. La Lliga era ahora un partido perturbador más, por lo que se afianzó en Madrid un bloque anti autonomista que indignó a los nacionalistas catalanes. Cambó afirmó en esta ocasión: haremos, señores, todo lo posible para que venga la autonomía dentro de la más absoluta normalidad, pero estamos decididos a obtener esa autonomía de todas formas. Los partidos que soportan al Régimen y a la Monarquía han sido desfavorables a las aspiraciones de Catalunya. Lucharemos contra los gobiernos y partidos de la monarquía hasta destruirlos. ¿Monarquía? ¿República? ¡Catalunya! No detendremos nuestro paso hacia la autonomía porque pueda caer la monarquía.

Cambó retiró la representación catalanista en las Cortes, con el apoyo de republicanos y socialistas agrupados de nuevo con él. Simultáneamente, acordó con Romanones suspender las Cortes y formar una comisión extraparlamentaria que presentase un proyecto de autonomía. Pero al conocerse la comisión socialistas y republicanos, y en especial Melquíades Álvarez, trataron de boicotearla, pues apoyaban los nacionalismos sólo como factor de desestabilización. También renunciaron los comisionados datistas, y los siguió la Lliga, por temor a las críticas de las izquierdas nacionalistas. Cuando se hizo pública esta resolución, el gentío congregado en la plaza de San Jaime, de Barcelona, prorrumpió en aplausos, pero la comisión siguió adelante, sin apenas representación.

Para encauzar las pasiones nacionalistas Cambó propuso que la mancomunidad y los parlamentarios catalanes elaborasen un estatuto de autonomía, para plebiscitarlo y llevarlo a las Cortes bajo el principio de autodeterminación. Funcionaron por tanto dos comisiones paralelas, la extraparlamentaria de Madrid y la de la mancomunidad catalana. La primera estuvo muy influida por Alcalá-Zamora, partidario de reducir al máximo la ponencia autonómica presentada por Maura, que recogía por primera vez la palabra Generalidad como nombre para el gobierno autónomo catalán. Las dos comisiones concluyeron sus trabajos en enero de 1919, con diferencia de días.

El proyecto de Madrid ampliaba la ley de Canalejas a favor de la mancomunidad, pero lo rechazaban muchos nacionalistas y políticos de izquierdas.

Los ayuntamientos catalanes defendían el estatuto de la mancomunidad, los antisistema explotaban la ocasión, y los nacionalistas vascos pensaban en su propio estatuto a remolque del catalán. Cambó preparó meticulosamente los actos de desobediencia civil pasiva que irían realizando los Ayuntamientos, y que se encaminaban a crear al Gobierno una situación difícil de dominar, y que no ofreciera blanco a la represión. Entonces estalló la huelga de la Canadiense.

En estas circunstancias, algunos se declaraban contrarios a la independencia, y a favor del modelo Cambó. Las naciones periféricas, en especial Cataluña y Vasconia, serían los elementos realmente vitales de España. España no sería una nación, sino sólo un Estado, con Cataluña, Vasconia, Galicia, Castilla y quizá alguna nación confederada más.

Declarar la inexistencia nacional de España, entonces como ahora, contrariaba la convicción de millones de personas, incluyendo a muchos catalanes, vascos y gallegos, probablemente la gran mayoría. Y, ¿qué fortalecimiento podría esperar un Estado sin base nacional, unido por la supuesta convivencia de, al menos, cuatro naciones distintas? No se reconocían, ni siquiera, lazos económicos, imperando en los nacionalistas una opinión pésima sobre la unidad española.

Y como en los propios movimientos nacionalistas había corrientes secesionistas, los autonomistas vascos y catalanes decían una cosa en Madrid, y otra en Bilbao o Barcelona. En Madrid se sospechaba pues que la autonomía preludiaba secesión, e incluso en Bilbao y Barcelona se temía que condujera a una identificación indirecta con la detestada España.

Ya sabemos que existía además cierto grado de terrorismo, casi normal en Barcelona, pero en junio de 1918, en el Congreso de Sans, la CNT optó por la acción directa con inclusión de atentados, como medio privilegiado de lucha. En consecuencia se incrementó el terrorismo y la agitación de masas y, a principios de febrero de 1919, comenzó la huelga de La Canadiense, nombre popular de la empresa suministradora de electricidad en Cataluña, de capital anglocanadiense.

Para los amigos asturianos, he sacado esta perla del archivo municipal de Mieres. Data del año 1919:
“El proceso, de iniciativa fundamentalmente catalana, tuvo sin embargo su trasunto en Asturias, donde a iniciativa del Ayuntamiento de Gijón se celebró una asamblea de municipios que sentaron las bases para una posible autonomía asturiana. Los trabajos fueron coincidentes temporalmente con la discusión en las Cortes del proyecto -finalmente rechazado- de autonomía para Cataluña.

Los documentos conservados, al respecto, en el Archivo Municipal de Mieres, que engloban las respuestas de algunos municipios, ponen de manifiesto las diferentes posturas existentes respecto al papel que debieran desempeñar municipios y provincias o la naturaleza y límites de las autonomías municipal y regional.”
Montilla, el CAMBÓ del año 2009, podrá derribar al presidente del gobierno español presionado por sus socios de gobierno, los independentistas y los comunistas.

Que tenga cuidado Montilla. Le recuerdo, porque a lo mejor no lo sabe, que en Madrid en el año 1919 en el Círculo Mercantil se organizó una manifestación contra la autonomía catalana de más de 100.000 personas. Piénsenlo esos que se quieren echar al monte si la sentencia del Constitucional no le gusta. Ya saben que hoy en día la democracia no se practica en las calles, sino respetando a los ciudadanos y al estado de derecho que muchos usan no respetar y quieren destruir, no se quieren enterar de lo que es la división de poderes. Por ejemplo, ayer el Juez del caso Millet, no pudo dictar su prisión porque no puede ir contra las leyes.

Montilla será el segundo Cambó y forzará la dimisión del presidente Zapatero por no cumplir su palabra, cuando, después de la sentencia del Constitucional, no se apruebe finalmente el estatuto que salió del Parlamento de Cataluña. Esa frase “aprobaré el estatuto que salga del parlamento de Cataluña”, creo que no es la primera vez que lo escribo, fue fruto de la improvisación y de la inconsciencia y cambiará la historia de ESPAÑA,………………………. QUE PAIS.


Escrito por Antonio Pavón Ortiz
jueves, 22 de octubre de 2009
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